
Luego de una pasantía en Guru’guay confirmé que los extranjeros procuran conocer lo mejor que Uruguay tiene para ofrecer y, en ese intento, a veces son ellos los que tienen piques para nosotros. Como locales a veces damos por sentado nuestro país o nos da pereza descubrirlo y nos perdemos de conocer simplemente por no tener el chip turista en nuestro país.
Una amiga conoce a una pareja de españoles que han visitado lugares de Uruguay que muchos uruguayos no hemos visitado aún, y a ellos les debo la ida a Macachín.
Macachín es un pequeño lugar en Maldonado que tiene una propuesta única y deliciosa. La decoración es sencilla y rústica y el menú, que cambia todo el tiempo, consiste en 2 o 3 pasos. Solo hay menú fijo para las bebidas (las opciones con los platos del día te las cuenta la moza que es un amor- así no imprimen un menú diario, lo cual me parece espectacular),. También hay una huerta y todo eso contribuye a que lo central y protagonista del lugar sea la comida.
Las opciones que elegimos la noche que cenamos ahí fueron:

Para empezar croquetas de corvina negra con alioli de perejil y ají, pickles de uvas verdes y salsa.

Remolacha a la sal, morcilla y queso de cabra (foto) y la otra opción de entrada (también deliciosa) era tomate ahumado, queso camembert, focaccia y pesto.

Como plato principal comimos una corvina a la plancha acompañada de arroz al curry con Nuria y leche de coco y crema de zanahoria. Pero podríamos haber optado por un entrecot o una torre de berenjenas, queso y zapallito.

Quinotos, helado de crema americana y budín de harina de maíz.

Baba de yerba mate, crema de marcela, limón y canela y almíbar de Tangerine.
Los primeros dos pasos estaban espectaculares, todo muy rico de verdad. Me hubiera gustado haber probado el entrecot, pero seguro voy a volver a ir y voy a probar más de la buena comida que preparan en Macachín.
También probamos los tres postres, ninguno me encantó pero todos eran creativos y con ingredientes originales. Además de los postres de la foto había una torta de guayabo con crema helada de limón, que el mismo Adrian Orio (chef) vino a quemar con un soplete a nuestra mesa.


Otro descubrimiento de verano fue gracias a la familia de mi novio. Fuimos un día a merendar y nos convidaron con helado de Dolce, una pequeña heladería de Maldonado, que tiene helado artesanal del bueno.
Probé dulce de leche artesanal, banana split, chocolate con almendras y coco con dulce de leche y puedo afirmar que no tiene nada que envidiarle a las heladerías más famosas. Además es una alternativa ideal para cuando querés comprar helado y arclecchino está hasta las manos.
