Ordenando mi cuarto me reencontré con Hiel, que estaba escondido entre otros libros y unas cajas. Ya de adolescente tenía la necesidad de expresarme y un interés por el arte en todas sus formas y el libro de Celeste Cid era la pared de mi cuarto en el 2005 hecha libro. Por eso recorrí muchas librerías en Buenos Aires para poder encontrar uno de los 1000 ejemplares, y lo conseguí.
El libro siempre estuvo en mi cuarto, por momentos olvidado en una cómoda, a veces siendo fuente de inspiración, pero siempre en la vuelta. Ocho años después de haberlo comprado empecé mi tesis, y ya avanzada en el proceso me di cuenta de que lo que estaba haciendo era mi propio “Hiel” con marco teórico. Por supuesto que fue una de las referencias.
{Fotos de mi fotolibro de tesis al lado de algunas de las fotos que aparecen en Hiel}
Es un libro divino al cual me encanta volver. Siempre que lo veo me quedo con una imagen o una frase nueva. Es una fuente de inspiración inagotable y me recuerda a los scrapbooks caseros que hice siempre. Gracias, Celeste.