Hace unas semanas tuve uno de esos momentos en los que sos consciente de lo chiquito que es Uruguay. Una amiga tenía un collar increíble y muy particular, no de esos que se ven en todas partes. Este collar tenía una personalidad y un estilo particular, otra le dice – ¡Tengo el mismo collar! ¿Se lo compraste a una rubia en Jose Ignacio? y mi amiga le contestó que sí, y ahí me di cuenta que yo también conocía a la famosa «rubia» y a sus collares, Collares de la arena, porque es amiga de mi tía y así fue como la pequeñez de todo ayudó a que mis amigas recordaran el nombre de esta marca.
Gabriela Morador es la mujer detrás de Collares de la arena. Ella dice que sus accesorios son «el resultado de mi imaginación, de etnias y personajes; del trabajo y dedicación de algunos años de mi vida, y de aquellas personas que me han apoyado y creído en mí ciegamente».
Con sus creaciones apunta a «rescatar los primitivos valores de la mujer, sensibilizarla y, como amuletos, fortalecerla e iluminarla» y siempre procura trabajar con elementos puramente nacionales. Trabaja con soga de algodón, metales y cuero. Hay más de 100 modelos entre gargantillas, collares, tobilleras, pulseras, brazaletes, cintos y algunas pequeñas prendas y objetos. Sus diseños son atemporales y se adaptan a distintos estilos.
Pueden seguirla en Facebook, Instagram o coordinar para visitar el taller en la Ruta a José Ignacio km 177.500, Santa Mónica.
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